La calor aprieta
Y como tal, armamos una piletita en el "patio" de casa. Julia feliz y nosotros ya nos meteremos también. El problema es que como es un lugar común, no puede quedar en ningún momento sin nadie que la vigile, por el riesgo que algún niño de los muchos que andan sueltos dando vueltas, se meta. Así que será cuestión de llenarla y vaciarla todos los días.